He pasado mi vida entera llena de inseguridades, desatinos, vaivenes y miles de cosas inciertas; como ésta por ejemplo, el que estudiar y que profesión tener por el resto de mi vida. En realidad nunca estuve muy segura de que es lo que en verdad debería seguir o que carrera tener, así que al “champazo” elegí estudiar psicología, es más ni me lo pensé mucho, puesto que en mi test vocacional eso resultaba ser lo más “compatible” (con una gigantesca entre comillas, puesto que – nada compatible- sería lo correcto decir) conmigo.
No aguante ni dos ciclos. Al medio año ya había vuelto a mi mundo de indecisiones, sin saber que camino seguir y a donde me llevaría este, en fin que algo bueno tenía el haber estudiado esa bendita carrera por unos meses, mis profesores del área de Literatura y Comunicaciones habían coincidido en gran parte con mis profesores del colegio, todos sugerían que para mi forma de ser y relacionado con todos mis hobbies (leer, escribir, declamar, actuar, tomar fotos, hablar hasta por los codos y cosas por el estilo) la mejor carrera para mi era Ciencias de la Comunicación, todos ellos estaban seguros de eso, todos menos yo, que para variar seguía llena de inseguridades explorando lo “lindo” que era tener 16 años, haber salido del colegio, ver que todos tus amigos están metidos de lleno con alguna cosa, que ellos pensaran productiva, y no tener ni idea de que hacer por el resto de tu vida.
Como sea, estaba abierta a sugerencias y algunos profesores (muy buenos amigos hasta ahora, y tan amantes de los libros como yo) sugerían la carrera, a mi parecer no había nada que perder, (más adelante entendería que el tiempo seguía corriendo y se perdía a cada segundo, pero en fin, no había “nada” que perder, solo dinero.) así que por cosas de la vida (un ingreso directo a la escuela de Comunicación en la USAT) entré a estudiar ahí, luego por las mismas cosas de la vida (fondos) entraría a estudiar en la UNPRG con la misma fuerza, pero con más decisión y mayor convicción que ya me habían sido inculcadas; hasta ahora es la única cosa que he hecho y me ha parecido un acierto en mi vida.
Empecé medio “bajoneada” rodeada de gente menor que yo pero llena de expectativas y muy inquietada por la mayoría de los cursos que sugería la carrera, poco después, descubriría que el resto de mis compañeros compartían los mismos gustos y tenían los mismos hobbies que yo, estaba (o estoy) en mi mundo verdaderamente compatible. La gran mayoría o casi todos mis profesores aman tanto la carrera que cada uno de ellos (subrayando el gran trabajo de Manuel Eyzagurre – pilar en mi educación y por quien aún sigo la carrera) me inculco un cierto amor y un gran apego por lo que un verdadero comunicador social trabaja y hace lo que hace.
El amor a la VERDAD y el querer trasmitir los hechos reales a la población, nos hace día a día esforzarnos; el tener un mundo lleno de posibilidades, de nuevas cosas, nuevos retos y el poder mostrar a todos las distintas percepciones que se tiene de la vida, abrir la imaginación de la gente y poder resaltar cada cosa y llenar la tierra de “color” en cada uno de nuestros trabajos ( descontando el amor al dinero de algunos otros, claro está) es lo que me motiva a seguir con la carrera.
Sé que saliendo no todo es color de rosa, las cosas no son tan fáciles o perfectas como me las imagino, lo sé pero creo que vale la pena el luchar por mi carrera, por que sé que puedo lograr mucho y puedo cambiar mucho también, la verdad esos son mis motivos, eso es por lo que estudio comunicación, por que me gusta hacerlo, por que me han enseñado a amarla y por que tengo muchas expectativas e ideas de innovación que las pienso realizar en cada una de mis publicaciones.
