domingo, 8 de agosto de 2010

Los 3 Cerditos y el Lobo ¿Feroz?


Erase una vez… ¡No!, ¿Por qué siempre las historias empiezan así? ¿Acaso alguien lo diseño de esa manera? Yo creo que no, nadie nunca nos dijo que las cosas siempre han sido y tienen que ser de carácter tradicional. En fin, pues sigamos el patrón estereotipado: Sí, erase una vez, tres cerditos músicos, a los que les encantaba parrandear los fines de semana y hacer nada los días restantes, dos de ellos eran extremadamente ociosos y al restante de vez en cuando la conciencia le decía que no era bueno mucha diversión, pero él prefería evitarla y hacer caso omiso a la razón. Resulta, pues, que nuestros personajes ya habían agotado todos sus recursos de arte escénico y como no se dedicaban a investigar más sobre lo que el público deseaba escuchar seguían con su monótona (pero al fin, de moda) canción, que recitaba versos aburridos sobre: ¡A que no me come el lobo feroz! , la concurrencia de seguidores a los locales de presentación había disminuido notablemente y nuestro cerdito, el tercero, y el más consciente de sus actos, viendo como declinaba su situación económica, decidió contratar a un modesto lobo que se ganaba la vida, tocando flauta en la parada, lo había escuchado varias veces y le parecía extraordinario.

Muy bien, todo listo el lobo acepto gustoso, por la estabilidad laboral que le ofrecían y con el tiempo los cuatro se volvieron inseparables; con el invierno venidero, el lobo dejo de parrandear con los cerditos y comenzó a juntar el dinero que ganaba para arreglar su humilde vivienda (llena de goteras, agujeros y paredes descascaradas) que bien podría denominársele cuchitril, y pensó en prestar dinero con un interés del 10 por ciento (para no caer en la usurearía) a la gente que lo necesitara y así su capital crecería. Los cerditos estaban enterados de ello y no le prestaban la menor importancia, si el invierno llegaba o no, no era muy importante ya habían pasado otros inviernos sin morada y de fiesta, en fiesta así que un invierno más no haría la diferencia. Pero el pronóstico de fríaje era devastador sería el peor de los inviernos, el tercer cerdito lo venía pensando todo este tiempo, tendría que pedirle prestado dinero al lobo para construirse una sencilla casita, claro sin decir nada a los demás. El lobo, aceptó gustoso a los requerimientos de su camarada y en menos de una hora ya le había entregado el monto acordado, siempre recordándole el pago puntual de los intereses; con los días el tercer cerdo había dejado de pagar varias cuotas y el lobo, se vio en la obligación de recolectar paja y madera para arreglar, aunque sea, las goteras de su casa…

Cierto día después de una presentación, dos de los cerditos salían ebrios de “La Taberna” lugar donde tocaron, y sintieron el frio devastador que azotaba la ciudad, buscaron donde refugiarse, corrieron a casa de su amigo el lobo y encontraron fuera de esta palos y paja, entonces pensaron en construir con ella unas casitas que los cobijaran, lo hicieron, uno con la paja y otro con el palo, sin previo aviso a su dueño el cual notando que una tormenta se avecinaba corrió como loco a tapar su techo y no encontró los materiales con los que trabajaría, enfurecido por el robo de sus pertenencias decidió salir en busca de el o los ladrones, y su mayor sorpresa fue encontrar muy cerca a su casa dos pequeñas moradas construidas con sus materiales, toco la puerta, salió un cerdo, le pidió su paja, el se rehusó, se burlo y hasta lo insulto así que el lobo grito : ¡Soplaré, soplaré y mi paja recobrare! Salió el cerdo lo miro y le dijo, no gastes tus fuerzas, toma tu paja iré a la casa de mi hermano, toco la puerta y entro. El lobo ensimismado y a la vez frenético grito en la casa contigua (donde había entrado el cachaciento cerdo), ¡Soplaré, soplaré y mi palo recobrare! Salieron los cerdos y repitieron al unisonó no gastes tus fuerzas, ¡toma tu palo iremos a la casa de nuestro hermano!. Y corrieron hacia una casa de ladrillo muy bonita, su hermano los miro y los dejo entrar… el lobo estaba atónito con su dinero y las pagas atrasadas se había edificado una casa con la que el siempre soñaba, muerto de cólera le grito al tercer cerdo que le devolviera su paja, su palo y su dinero, que era un sin vergüenza, el tercer cerdo rió como loco, sabía el daño causado al lobo pero no le importó. El lobo pensó y pensó y a la policía llamó, le mostro el contrato firmado por el cerdo, la paja y el palo robados, a la cárcel fueron echados y el con la casita se quedó, bueno hasta que su pena pagaron, al lobo hablaron y se amistaron.Fin…

Ese no es el verdadero final ni la verdadera historia, todos saben que los cerdos eran buenos y el lobo malo, muy malo, perverso, ¿por que las cosas siempre tienen que ser así? ¿Por qué catalogamos sin saber? ¿Por qué nadie nunca antes le pregunto al lobo porque quería destruirle la casa a los cerditos? Tal vez como en mi historia se molesto porque le debían tal vez no, nunca lo sabremos… porque nadie se lo pregunto antes y siempre la historia se vio así con un lobo malvado y unos cerditos indefensos. En la vida es igual, estereotipos van y vienen sin preocuparse por saber cuál fue la verdadera historia y la causal de muchos enfrentamientos, como cuando cayeron las torres gemelas, nadie pregunto por qué lo hicieron, solo le echaron la culpa al grupo débil (con un país lleno de petróleo, por cierto) e iniciaron una guerra, en la vida es así solo depende del punto de vista con que lo mires, es como la frase vaso medio lleno o medio vacío , depende de ti, de tu estado de ánimo ¿no? . La moraleja, como en todas las fabulas, que de pequeños nos contaron o debimos aprender a leer, es que no debemos buscar ni crearnos falsos villanos, ¡no!, bueno no hasta que sepamos la historia completa y veamos las dos caras de la moneda.





 Historia Alternativa (¿Quien sabe puede ocurrir?)

El mismo: Erase una vez anterior, tres cerditos músicos muy dedicados a su trabajo, casi nunca tenían tiempo para divertirse, y luchaban de sol a sol para ahorrar el suficiente dinero para construir una buena casa, puesto que contra todo pronóstico de estabilidad climática, el frío se sentía ya en toda la ciudad.

Y ellos vivían en una muy humilde casita que estaba a punto de derrumbarse, todo estaba bien con su rutina de trabajo, cantaban en distintos lugares por la mañana y en “El rincón rock-ero” por la noches, su estilo musical era el mejor pero el menos rentable, y ellos sufrían a causa de esto, porque para entrar en otros géneros tienes que tener mayor apoyo económico e instrumental, así que por mejoras económicas, pensaron en encontrar un músico más que se apasione como ellos y que les de la ayuda que tanto necesitaban. Buscaron como loquitos aquí y allá sin resultados, ninguno de los solicitantes a las vacante libre en su grupo encajaba con su estilo, con su música y mucho menos con ellos, desfilaron desde un rasta hasta Tongo y era imposible estaban exhaustos, nadie encajaba, se rindieron y siguieron con sus vidas.

 Hasta que cierto día mientras deambulaban por la calle trabajando aquí y allá, pasaron por una transitada avenida y escucharon una linda melodía proveniente de una tiendecita, entraron y paradito a un lado del mostrador, junto al dueño, estaba un lobo muy sencillo tocando en su saxofón una sinfonía muy triste ellos como traían consigo sus instrumentos los sacaron muy emocionados y sin que el lobo se diera cuenta ni como, ni cuándo, ni porque, empezaron a acompañar esta melodía que se volvió mas romántica y luego más alegre, la gente se aglomeraba a escucharlos y todos se miraron entre ellos, recolectaron más dinero, sonrieron y salieron conversando.

 El lobo encajaba muy bien con su banda, no se había presentado a la solicitud puesto que no se sentía lo suficientemente bueno para encajar pero ahí estaba ahora junto a ellos y sonando muy bien. Le pidieron por favor, entrar en su grupo, acepto en seguida, evolucionaron como banda musical y consiguieron la casa deseada, mientras que nuestro lobo consiguió la fortuna y el reconocimiento que quería tanto. Así vivieron felices y… aun en la noches de luna llena se les escucha tocar en el mejor local de la ciudad.

Pues bien, aquí tenemos otra versión muy singular que también puede ser cierta, nadie se odiaba y todos eran más felices, para mi es la que más se asemeja a la realidad que vivimos y sin embargo ¿Cual es la verdadera historia? Ninguna pues, ninguna es verdadera o tal vez sí, eso no lo sabremos nunca, porque todo es producto de la imaginación de cada uno de nosotros, de mi imaginación y no hay más vueltas que darle. Si buscamos en nosotros mismos los elementos que hacen real esta historia son el sentido que les damos a los personajes, el hacia donde los orientamos, y toda nuestra imaginación posible, eso hace que la historia sea tan veraz como se pueda porque está en nosotros y nosotros decidimos entre hacerla real o no.

 En ciertas ocasiones, he pensado en los efectos que causarían estas historias, si son contadas a niños pequeños, pues la primera historia no la entenderían y la segunda pues les haría caer en la realidad económica y climática ¿por qué no? Pero si se la diéramos a conocer a los adultos, tal vez reirían y luego pensarían en los distintos puntos de vista para un mismo ángulo, pensarían en la gran equivocación de crear estereotipos o juzgar antes de tiempo a los demás. Y es que eso debería pasársenos por la mente antes de generar especulaciones sobre algo o alguien sin saber la verdad de los hechos.